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Claves para trabajar la técnica vocal.

1. Calentar la voz

A ver, dejemos esto claro: no vas a poder cantar La Valquiria de Richard Wagner, que dura varias horas, de la noche a la mañana. No, hace falta calentar el órgano de la voz antes de toda producción de sonido que requiera un esfuerzo prolongado. Es decir, lo mismo que con el deporte.

Por eso, todo recital sonoro, así como toda sesión de entrenamiento, nos exigirá cumplir unos criterios con respecto a las técnicas de calentamiento vocal. Es importan que dominemos este ámbito para estar siempre preparados por si hay que entrar en escena.

Primera lección: una voz, sea grave o aguda, necesita 7h de descanso, antes de estar en plena forma de nuevo. De la misma manera, antes de una función, hay que evitar los refrescos con gas y los productos lácteos, que son demasiado ácidos. Así, el mejor ejercicio de calentamiento es subir y bajar la voz en gamas a medida que tocamos las teclas de un piano.

De hecho, los que tengan buen oído podrán hacerlo a cappella: lo ideal es ir de lo más grave hasta lo más agudo con la boca cerrada, para evitar forzar la voz. También es importante que estés en perfecta distensión y a gusto: el conjunto vocal se compone de un montón de músculos pequeñitos. Tampoco dudes en hacer ruidos infantiles o sonidos extraños como el ruido de un motor. ¡Piensa que el ridículo no hace daño a nadie!

Ten en cuenta que el vibrato, la característica natural de una voz joven y saludable, siempre será de mejor calidad cuando hayas calentado la voz. Además, el calentamiento vocal hace que tanto tus cuerdas vocales como tu faringe se cansen menos.


2. Ejercitar la respiración estando acostado

Cantar bien es, ante todo, respirar bien: medir la voz, seguir la melodía, lograr la potencia necesaria, etc. ¡Todo ello depende de nuestros pulmones! Y para eso tenemos una técnica muy sencilla: acuéstate de espaldas con un libro grande sobre el pecho. Entonces, intenta respirar normal e identificar las partes del cuerpo que participan en las inspiraciones y en las espiraciones: abdominales, perineo, costados, etc. A continuación, sigue espirando hasta que te quedes sin aire e inspira lentamente.

También puedes colocar una mano en el costado y la otra a la altura de la boca. Lo importante es que el libro debe ascender, pero muy poco. Contén el aire en tus pulmones durante 5 segundos y sopla progresivamente, sin brusquedad. Haciendo esto, piensa en todo lo necesario para permanecer recto: no levantar los hombros, no inflar los pulmones (como si quisiésemos inflar un globo), no bajar mucho ni levantar la cabeza, mirar siempre hacia delante, etc.

Tener el busto alto no le sirve de nada a una cantante lírica: lo que realmente consigue una buena voz de pecho es la respiración abdominal con una presión constante. Oriéntate siempre hacia una respiración intercostal diafragmática, es decir, respirar con la parte baja abriendo, a la vez, las costillas flotantes.

Intenta trabajar tu voz en el día a día para alcanzar la perfección.


3. Entrenarse en proyectar sonidos

No hay nada más catastrófico que intentar cantar fuerte: es justo ahí cuando una voz se vuelve horrible, porque es forzada y poco natural.

Para tener una voz verdaderamente potente y audible, hay que intentar hacerse oír, que es bien distinto. Imagínate que tienes que cantar para alguien que está como a cincuenta metros de ti. Para ello, tendrás que proyectar el sonido de la manera correcta, contrayendo el perineo durante la emisión del sonido.

A continuación, tienes que hacer un sonido de sss contrayendo los abdominales. Por último, sigue con ese sonido hasta perder todas las reservas de aire y relaja totalmente los músculos. Posteriormente, el cuerpo tendrá el reflejo de recuperar todo el aire perdido, sin forzar en absoluto la maquinaria. No dudes en hacer esto cuantas veces haga falta, para entender las sensaciones de una buena técnica respiratoria de canto, porque además te puede servir como calentamiento.


4. Aprender la técnica del «sonido nasal»

Barítono, mezzosoprano, cantante moderno o incluso tenor: cada una de estas categorías pasa su tonalidad por las fosas nasales, que le sirven como caja de resonancia. Hay que desterrar el mito de que la caja de resonancia es la caja torácica: no, se trata de las fosas nasales.

Aprender a cantar es saber por dónde hacer pasar todo el aire.

Aquí tienes un ejercicio sencillo para lograr más potencia sin improvisar: tápate el cuello (sin apoyarte fuerte en la parte alta o en la baja, contrae el perineo y produce un sonido i. A continuación, destapa las vías nasales. Pruébalo y nos cuentas el resultado; y no olvides que puedes volver a utilizar esta técnica cuando pierdas el hilo del recorrido respiratorio, algo que puede ocurrir durante un resfriado.


5. Saber atacar las notas

La calidad de un solista depende de su manera de atacar las notas (el 50% del canto coral). Hay que preparar bien el cuerpo antes de poder producir la tonalidad de cada nota. El objetivo del juego es detener completamente el sonido para diseccionar toda la actividad fisiológica que se produce en tu cuerpo: la importancia de los abdominales, la intervención de la laringe, el papel de los resonadores, el cierre de los labios, la posición de la lengua, la presión del aire, etc. Y este ejercicio hay que reproducirlo mucho para darse cuenta de todos los elementos.

Este análisis escénico es fundamental para corregir los defectos en el canto, porque lo único que se puede hacer es ajustar bien el cuerpo. El sistema consiste en afinar lo bueno y suprimir lo superfluo o lo que no necesitamos. Para ellos os recomendamos la ayuda de un profesor de canto o de un experto en calentamiento vocal.


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